palabras privadas

HABLA CIRCE


De nada me sirvió
contarle mil historias
al oído,
arroparle como a un niño,
hacer danzar el viento ante sus ojos.
De nada me sirvió grabar su nombre
en las columnas áureas de palacio.
De nada me sirvió
quererle tanto.
Pues has vencido.
Tú, la mortal,
la de sobras conocida,
la de la larga espera.
Y yo,
La Diosa,
la de la belleza eterna,
la de la sutil palabra,
la de los ojos profundos como lagos,
quedo derrotada,
hincadas mis rodillas
en la arena,
deshaciéndome
en conjuros inservibles y rabiosos,
observando
cómo parte en su navío él,
objeto de mi furia y mi desdicha,
eslabón perdido de mis sueños,
él,
el de la astuta mirada.
Parte…
sin mirar atrás por un momento,
convirtiéndome en despojo,
en absurdo cuento para niños,
en un escollo más
en su regreso a casa.



Marta Uma Blanco
Pintura de W.Waterhouse Circe Invidiosa