palabras privadas

LLANTO DE ÍCARA CAYENDO

Yo que volaba alta y orgullosa,
sonriente y entusiasta,
sin tener conciencia
de lo frágil
de la cera en mis espaldas.
¡Miradme ahora!

Sonreía
y me acercaba más y más
al sol del mediodía,
ese que puede hacer que caigas.
Pero yo
no sabía que existía la caída,
y de repente,
un calor abrasador
quemó mi espalda,
y las alas
-que tan amorosamente urdió mi madre-
se fueron derramando,
oro líquido,
precio
de aquel vuelo
temerario.

Y ahora caigo, madre,
Caigo…
Urde para mí otras alas
y detén
este proceso
en que acabaré
si nada lo detiene
-una rama, algo a lo que aferrarme-
con los huesos destrozados
mancillada por haber querido volar alta y orgullosa
sin pensar jamás en la caída.
Marta Uma Blanco



Ilustración de José Luis Almeida

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Vuela alta y orgullosa sin miedo. Tu mente fuerte y poderosa no te dejará caer, aferrate a ella sin temor, sintiendote fuerte siempre.
UN SALUDO DE ANAMORGANA
P.D. YO tanpoco estoy muy co municada asi que no se......

Anónimo dijo...

Bueno, otra vez yo. La musica preciosa, llamame ignorante pero no sabía que se podia poner y escucharla. Sin más rollo me ha gustado mucho no la conocia. Un saludo Anamorgana

Marta Uma Blanco dijo...

Hola Ananmorgana, visitante de mis lares, la que suena es Lorena Mackennit y tiene un don: con su música es capaz de llevarte donde lo hacen las letras: a lugares remotos de ensueño.

Un saludo
Marta

ralero dijo...

En el poema se puede, a veces, encontrar esa rama a la que agarrarse. Aunque puede haber otras ocasiones en las que lo imaginamos como agua apagando el incendio, cuando no es más que gasolina.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Ola wapa ma gustao muxo tu psia tia


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Unca Teto Fernandez