Si tropiezo y caigo
todo se hará añicos.
No quiero recordar los tiempos
en que con saliva
intenté recomponer
aquellos trozos
de mí misma.
No tengo valor para cargar
de nuevo.
Frágil es mi espalda.
Cuando el cántaro se rompe,
dime madre,
¿es justo alimentar
un sueño?
4 comentarios:
Los sueños, ese extraño y tóxico bálsamo capaz de levantarnos tras la caída o de hundirnos en el barro. No sé si será justo, pero seguro que es necesario. Miel y veneno; así es la vida.
Un abrazo.
Ps. Me alegra, después de tanto tiempo, volver a leerte.
ouch eso me pega en estos días
¿el cuadro es de Waterhouse tambien? El Blog de una amiga me ha hecho afisionada a ese pintor
Saludos otra vez :)
Me encanta volver y ver un nuevo escrito tuyo. Y como siempre bellísimo.
Un abrazo,
Maya
Qué alegría tener de nuevo tus palabras. :)
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